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ALCOHOL

Nombre ALCOHOL
Conocida como Diferentes nombres que aluden a las distintas bebidas que contienen alcohol: caña, cubata, tinto, chupito, licor, aguardiente, ron, jerez, cerveza, cava…
Familia Alcohol
Fórmula Al hablar de alcohol nos estamos refiriendo al alcohol etílico (etanol), de fórmula química CH3 CH2 OH, que es el principal componente de las bebidas alcohólicas y el responsable de los efectos psicoactivos.
Origen Se obtiene por fermentación o destilación.

Según se trate de un procedimiento u otro, se conseguirán bebidas de diferente graduación (concentración de alcohol); así por ejemplo, vinos, cervezas o champán surgen a partir de la fermentación de frutas o granos, mientras que habrá que recurrir a la destilación para lograr ginebra, whisky, ron, etc.
Presentación Bebidas con diferente graduación, color, sabor, embotellado, …
Administración Oral

Historia Las bebidas alcohólicas han sido conocidas y utilizadas por el hombre desde tiempos inmemoriales. La llamada hidromiel -mezcla fermentada de agua y miel- y la cerveza se han consumido de forma casi universal hace miles de años.
Valgan, pues, como reseñas históricas los siguientes ejemplos:
  • Se conservan restos del año 2200 a.c. que evidencian cómo se recomendaba la cerveza a mujeres en estado de lactancia. El código del rey babilonio Hamurabi amparaba a los bebedores de cerveza y vino de palma, y hacía ejecutar a la tabernera que rebajara la calidad de la bebida.
  • Los griegos rendían culto a Dioniso y ofrecían bebidas alcohólicas a sus dioses y a los soldados antes de que éstos entraran en combate. También ellos las utilizaban para facilitar sus relaciones: constituían el eje de los denominados symposia (banquetes celebrados con fines recreativos en los que intercambiaban ideas filosóficas, políticas, etc. mientras ingerían vino, cerveza e hidromiel).
  • Los romanos apreciaron enormemente el vino y contribuyeron a la difusión de la vid por toda Europa, así como a afianzar la reglamentación de la viticultura.
  • Las referencias bíblicas al vino son muy numerosas. "Parece imposible cumplir la Ley siendo abstemio, pues en todas las ocasiones de señalada importancia social (circuncisión, fiestas, matrimonios, banquetes por el alma de los difuntos...) es correcto apurar al menos un vaso" (Escohotado, A., 1994).
  • También América conoce fermentaciones alcohólicas de escasa graduación desde tiempos remotos: el pulque y la chicha gozaron de amplia aceptación entre los pueblos aborígenes, quienes les atribuían un significado religioso, curativo y/o mágico.
  • Por su parte, parece ser que fueron los árabes quienes descubrieron la destilación y de cuya mano se introdujo este proceso en el continente europeo.
  • El consumo de bebidas alcohólicas se asoció durante la Edad Media con salud y bienestar. De hecho, el alcohol adoptó ese nombre a finales del siglo XVI pues hasta entonces se le conocía con el elocuente apelativo de “aqua vitae”.
  • Será a partir de la Revolución Industrial del siglo XIX cuando el consumo de esta sustancia alcance niveles hasta entonces desconocidos y que se verán notablemente incrementados desde la segunda mitad de esta centuria.

Uso terapéutico No se conoce
Tendencias de Consumo El marcado carácter social que presenta esta droga y la gran aceptación de la que goza permite que se cataloguen como normales patrones y formas de consumo que, en verdad, son claramente desmesurados.




Según el Observatorio Español sobre Drogas, el consumo de alcohol causó 12.000 muertes en España durante el año 2001, por patologías asociadas a su consumo y accidentes de tráfico.

El coste anual atribuible al consumo de alcohol en nuestro país es de 3.840 millones de euros, diez veces más que el coste atribuible al consumo de drogas ilegales.
Situación Legal Aunque es una droga legal, no está permitida la venta de alcohol a menores de 18 años.
El Reglamento General de Circulación considera como límite máximo de alcoholemia para la conducción 0,5 gr./litro de alcohol en sangre y de 0,3 gr./litro para conductores con menos de 2 años de experiencia y para los conductores de transporte de mercancías, escolares, viajeros y urgencias.

Es obligado someterse a la prueba de la alcoholemia siempre que los agentes de la autoridad encargados de la vigilancia del tráfico así lo requieran; la negativa constituye una infracción muy grave, y puede ser objeto de sanción administrativa (multa) y de suspensión de la autorización para conducir por un período de hasta seis meses.


Las pruebas se establecerán reglamentariamente y, por lo general, se verificará la tasa de alcoholemia por aire aspirado mediante alcoholímetros autorizados, teniendo derecho el implicado a solicitar la repetición de las pruebas, pudiendo consistir en analíticas de sangre, orina u análogos

Dependencia y Tolerancia El uso repetido de alcohol produce tolerancia al adaptarse el organismo a esa sustancia.


Algunas personas parecen tener una tolerancia genética, no precisan de unos consumos repetidos para que el alcohol aparentemente les afecte menos.



Sin embargo, muchos alcohólicos presentan la denominada tolerancia negativa: es suficiente una pequeña cantidad de etanol para que queden completamente ebrios.
Síndrome de Abstinencia La retirada del alcohol en una persona alcohólica suele desencadenar un síndrome de abstinencia que requiere atención médica.
Los síntomas son los siguientes:
  • entre las doce y dieciséis horas consecutivas a la privación de la bebida aparece inquietud, nerviosismo y gran ansiedad.
  • Varias horas después, pueden presentarse calambres musculares, temblores, náuseas, vómitos y una gran irritabilidad.
  • A partir del segundo día de abstinencia surge el denominado “delirium tremens” caracterizado por una clara confusión mental, aparición de delirios y alucinaciones, fuertes temblores, etc.. que requiere una atención sanitaria
Efectos El alcohol es un depresor del Sistema Nervioso Central que actúa bloqueando

el funcionamiento del sistema cerebral responsable de controlar las inhibiciones.


Produce efectos de muy diversa índole que pueden clasificarse como sigue:


  • Orgánicos.


    Transcurridos pocos minutos tras la ingesta del alcohol, éste pasa al torrente

    sanguíneo donde puede llegar a mantenerse durante varias horas y desde el

    cual ejerce su acción sobre los diversos órganos del cuerpo.


    El etanol afecta a todo el organismo, sin embargo uno de los órganos más perjudicado

    es el hígado; éste cumple con la misión de transformar el alcohol en otras

    sustancias que no resulten peligrosas para el sujeto, pero tiene una capacidad

    limitada: puede metabolizar entre 20 y 30 gramos de alcohol por hora y mientras

    tanto la bebida circula por la sangre dañando al resto de órganos por los

    que pasa.


    En contra de lo pueda creerse, el alcohol no es un estimulante del Sistema

    Nervioso Central sino un depresor del mismo, pues a la sensación inicial de

    euforia y desinhibición, le sigue un estado de somnolencia con visión borrosa,

    incoordinación muscular, aumento del tiempo de respuesta, disminución de la

    capacidad de atender y comprender, fatiga muscular, etc.>


    El consumo excesivo de alcohol produce acidez de estómago, vómitos, diarrea,

    descenso de la temperatura corporal, sed, dolor de cabeza, deshidratación...




    Si las dosis ingeridas han sido muy elevadas - caso de intoxicación etílica

    aguda sobre el que nos detendremos a continuación- pueden inducir depresión

    respiratoria, coma (coma etílico) y ocasionalmente la muerte.


    El consumo crónico conlleva alteraciones de diversa naturaleza:

    • Cerebro: degeneración y atrofia.
    • Sangre: anemia, disminución de las defensas, etc.
    • Corazón: alteraciones cardiacas (miocarditis).
    • Hígado: el alcoholismo es una de las principales causas de hepatopatía

      que suele manifestarse en forma de hepatitis o cirrosis.
    • Estómago: gastritis, úlceras, etc.
    • Páncreas: inflamación y degeneración.
    • Intestino: trastornos en la absorción de vitaminas, hidratos y grasas

      que provocan cuadros carenciales.
    • El consumo habitual por parte de la mujer embarazada puede dar lugar

      al llamado síndrome alcohólico-fetal caracterizado por malformaciones,

      bajo cociente intelectual, etc.


  • Psicológicos.


    El alcohol afecta a los centros superiores del cerebro o, lo que es igual,

    a los sentimientos, reflexión, memoria, atención y control social.


    Como ya se ha dicho, es un depresor del Sistema Nervioso Central; actúa bloqueando

    el funcionamiento del sistema cerebral responsable de controlar las inhibiciones.




    Al verse éstas disminuidas el sujeto se siente eufórico, alegre, con una falsa

    seguridad de sí mismo que le puede conducir en ocasiones a la adopción de

    conductas temerarias.


    La ingesta excesiva produce falta de coordinación, lentitud en los reflejos,

    vértigo e incluso visión doble y pérdida del equilibrio.


    La irritabilidad, el insomnio, los delirios de celos o de persecución son

    algunas de las alteraciones que, con frecuencia, sufren los consumidores crónicos

    de esta droga.


    En los casos más graves, se produce una encefalopatía con deterioro psicoorgánico.

Riesgos Tras beber grandes cantidades de alcohol, éste llega en poco tiempo al cerebro y provoca los síntomas de la embriaguez en sus diversos estadíos.

Las manifestaciones más importantes son los cambios conductuales desadaptativos como la desinhibición de impulsos sexuales o agresividad, labilidad emocional, deterioro de la capacidad de juicio y de la actividad social o laboral, lenguaje farfullante, descoordinación, marcha inestable, rubor facial, cambio del estado de ánimo, irritabilidad, locuacidad y disminución de la capacidad de atención. La conducta habitual del sujeto puede acentuarse o alterarse. A veces se asocia una amnesia de los acontecimientos durante la intoxicación.

Los casos más graves de intoxicación determinan pérdida de conciencia, coma e, incluso, muerte por depresión cardiorespiratoría.

En el núcleo familiar, el alto grado de alcoholismo produce la pérdida de responsabilidad, desestructuración, aparición de crisis, malos tratos, etc.

La inestabilidad, el absentismo laboral y el aumento de accidentes constituyen una muestra de los múltiples contratiempos que vive el paciente alcohólico en el ámbito profesional

En el plano social, el abuso del alcohol se asocia a conductas delictivas, alteraciones del orden y suicidios.

Los accidentes de tráfico merecen alusión especial; un altísimo porcentaje de los mismos guarda relación directa con el consumo de alcohol. De esta manera se producen más muertos/día que con cualquier otra droga; entre los jóvenes, en concreto, es la primera causa de mortandad
Consumo de menor riesgo Tener en cuenta:

  • la edad: en menores o personas de edad los efectos son más nocivos.
  • el peso: a menor peso corporal los efectos son mayores. el sexo: el menor

    peso y masa corporal y la distinta constitución de las mujeres provoca un

    mayor efecto del alcohol.
  • si se ha comido anteriormente se reducirán los efectos del consumo.
  • la velocidad de consumo: a mayor rapidez en la ingesta mayores efectos.

  • los efectos de algunos medicamentos pueden verse potenciados, e incluso,

    a veces, presentar efectos imprevisibles, al ser mezclados con el alcohol.

    No mezclar con: psicofármacos, relajantes musculares, antihistamínicos, analgésicos,

    antitusígenos, antidiabéticos y antibióticos.
  • no sobrepasar el consumo de riesgo: en general para la mujer está situado

    en 3 unidades de bebida al día (14 a la semana) y para el hombre en 4 (21

    a la semana).
  • Estos niveles se alcanza de distinta forma dependiendo la graduación de

    cada bebida (concentración de alcohol).


    Una unidad de bebida es un vaso de vino, una cerveza (“caña”) o una

    copa de cava. Una copa de vermouth o jerez, de bebida destilada (ginebra,

    ron o whisky) o un combinado son 2 unidades de bebida.
  • evitar el consumo en situaciones de riesgo como el embarazo, la conducción,

    la realización de trabajos o actividades que requieran especial destreza...

  • no consumir bajo ninguna condición si se padecen enfermedades como: epilepsia,

    depresión o alteraciones hepáticas.
  • existe un límite que señala el nivel de alcohol permitido para la conducción,

    que está situado en 0,5 gr. alcohol/litro de sangre.


    Esta tasa es aún inferior para conductores noveles y profesionales del transporte.

    En estos casos, la tasa máxima permitida es de 0,3 gr./litro de alcohol en

    sangre.


    El consumo de alcohol por encima de estos niveles y la conducción puede traer

    problemas legales además de los riesgos personales.
  • en caso de intoxicación, las duchas frías, el café, hacer ejercicio, tomar

    el aire o tomar estimulantes no disminuyen el efecto del alcohol.



Considerar estas alternativas:

  • no beber antes de conducir, ni montarse en un vehículo con un conductor

    que haya bebido, intentando que esta persona no conduzca. decidir de antemano

    la bebida que se va a tomar, no por no saber qué beber consumir una bebida

    alcohólica.

  • beber por el sabor, no por el efecto del consumo.

  • tomar tragos cortos, beber despacio.

  • no tener siempre el vaso en la mano, dejarlo en la mesa.

  • no consumir en ayunas.

  • no combinar distintos tipos de bebidas alcohólicas.

  • después de una bebida alcohólica tomar otra sin alcohol.

  • rechazar el consumo de bebidas en alguna ronda.

  • intentar no perder el control sobre la cantidad de alcohol consumido que

    fácilmente se puede perder por el efecto de la bebida, así como del consumo

    de otras sustancias.

Detección en la orina Los análisis toxicológicos habituales no se realizan en orina. Existen alcoholímetros que miden la tasa de alcohol en el aire expirado y que se refieren a la tasa de alcohol en sangre (la medida en el aire expirado equivale a la mitad de la tasa de alcohol en sangre).
Este método ofrece un plazo de horas desde el último consumo para realizar la detección.
Particularidades El marcado carácter social que presenta esta droga y la gran aceptación de la que goza permite que se cataloguen como normales patrones y formas de consumo que, en verdad, son claramente desmesurados.

Según el Observatorio Español sobre Drogas, el consumo de alcohol causó 12.000 muertes en España durante el año 2001, por patologías asociadas a su consumo y accidentes de tráfico.

El coste anual atribuible al consumo de alcohol en nuestro país es de 3.840 millones de euros, diez veces más que el coste atribuible al consumo de drogas ilegales.
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